Confieso que no había oído hablar del Beti Jai hasta este verano. Me llamó mi amiga Arantxa para contarme el proyecto de rehabilitación de Ferrovial de este histórico frontón madrileño y me encantó, pero por la tarde tuve un percance y creo que mi cabeza borró toda la información de ese día. La semana pasada, en una reunión de trabajo, una persona me preguntó si conocía el Beti Jai, y contesté que no. A medida que me iba explicando, me hizo recordar a Arantxa y nuestra conversación. He recuperado todo lo que me envió y aquí os cuento la historia del Beti Jai: Madrid recupera un espacio único.

Historia

Este edificio, al que muchos denominan “la Capilla Sixtina del frontón“, es el único frontón de pelota vasca que queda hoy en Madrid. Fue construido por el arquitecto Joaquín Rucoba a petición de varios empresarios, al ser la pelota vasca un deporte muy popular en la capital. Se inauguró el 29 de mayo de 1894, y aspiraba a ser el más emblemático de los cuatro frontones que tenía Madrid. Mantuvo su uso hasta el año 1918 -probablemente se fue perdiendo interés por el frontón con el auge del fútbol. A partir de 1919, el edificio fue pasando por diferentes usos, desde taller de coches, comisaría de policía o cárcel a taller de objetos de escayola y cartón piedra hasta quedar abandonado, incluso “okupado”. 

El edificio

El Beti Jai (“siempre fiesta”, en vasco) está situado en el número 7 de la calle Marqués de Riscal. Ocupa una parcela de 3.609 m², siendo la superficie construida de 10.800 m². Se construyó en una mezcla de estilo ecléctico y neomudéjar utilizando técnicas y materiales innovadores para la época. En la ficha técnica de este maravilloso edificio nos explican que “tiene planta elíptica y en el interior sorprende la fachada curva lateral de estilo neomudéjar, sus columnas de fundición y las vigas curvadas de apoyo al graderío que garantizaban la visibilidad de la cancha desde cualquier ángulo” 

Recuperación

Los vecinos, algún arquitecto y un fotógrafo curioso, entre otros, han sido los responsables de que se iniciara una campaña para su recuperación. En 2011 fue, declarado Bien de Interés Cultural y al terminar los trabajos de rehabilitación se ha abierto al público 125 años después de su inauguración. 

Sólo puede visitarse a través de Pasea Madrid, que ha empezado a organizar visitas guiadas este mes de septiembre. Debido al Covid, sólo se puede acceder en grupos de 10 y ya hay lista de espera.

Para los que estéis interesados en conocer un poco más su historia y cómo se ha llevado a cabo el proceso de rehabilitación, os dejo el enlace a este podcast que a mí me ha encantado escuchar.