Gioia es el último restaurante al que fui antes del confinamiento. Había quedado con una amiga el domingo 8 de marzo para ir a la manifestación y después tomar algo. Con las noticias de los día anteriores sobre el coronavirus decidimos no ir y quedar para almorzar. Recuerdo que ya no nos dimos besos para saludarnos y comimos en una mesa cuadrada una frente a la otra. Mi amiga me regaló un bote de gel hidroalcoholico porque yo ya no había encontrado en la farmacia. Escribí el post para publicarlo el viernes siguiente, pero no tenía sentido. Lo hago ahora que parece que empezamos a reactivarnos.
Gioia, Madrid
Los domingo me encanta hacer planes que me permitan caminar por Madrid y descubrir sitios nuevos. Unas veces elijo barrio y sobre la marcha busco sitio para comer y otras, reservo en un restaurante que tenga ganas de conocer y a partir de ahí organizo el paseo por el barrio donde se encuentre. El domingo pasado reservé en Gioia, un restaurante italiano que hay que conocer y que yo, todavía, tenía pendiente. Me encantó. Después paseamos por la zona que está preciosa, limpia, tranquila y descubrimos una capillita y una tienda-sitio de meriendas, que nos encantó. Hicimos, además, algunas compras que merecían la pena.
Decoración
Gioia tiene dos significados en italiano, “alegría” y “joya”, un nombre muy logrado porque descubrir este restaurante te produce la alegría de haber encontrado una joya. Ocupa un espacio en dos alturas. Al entrar te recibe una pequeña barra a la derecha y alrededor la sala parece estar dividida en diferentes rincones. Sofás corridos con tejidos clásicos y mesas claras sin mantel completan uno decoración que llama la atención porque es muy clásica, como si el restaurante estuviera ahí todo la vida. En uno de los rincones hay una mesa casi encajada en la ventana, fue la que nos tenían reservada, una suerte por que es un sitio super agradable.
Cocina
La cocina es italiana creativa y está en manos del chef Davide Bonato. Los platos son del Piamonte, su tierra de origen y aunque se sirven con diseños innovadores, en los platos que probamos, se distingue cada uno de los ingredientes.
De aperitivo nos pusieron arroz integral con mousse de ricora y crujiente de trufa servido sobre un vaso de agua que desprende vapor. No se bebe, lo que quieren es que se disfrute del efecto porque recuerda a la niebla del Piamonte. Nosotras pedimos de primero uovo morbido, un huevo escalfado envuelto en harina de arroz negro integral Venere con guarnición de puré de patata con aroma de trufa, crujiente de jamón ibérico y puerros.
De segundo nos dejamos aconsejar y nos sugirieron dos tipos de pasta, tagliolini al tartufo, su plato estrella, y ravioles Plin. Los tagliolini, tallarines, están hechos a mano con trufa frescas, yema de huevo y queso Cacio Nerone. Los ravioles Plin se hacen según la tradición piamontesa. Nos explicaron que creen que en Madrid solo ellos los elaboran así. Los preparan rellenos de carnes rojas y blancas servidas con crema de queso Castelmagno, nueces y salvia crujiente. De postre tomamos el semifredo de Gianduja, un semifrío al chocolate piamontés de ginaduja con coulis de frutos rojos.
Nos pareció uno de los mejores restaurantes italianos de Madrid. Me quedé con ganas de probar algún risotto y el vitello tonnato, así que tendré que volver pronto.
C/ San Bartolomé, 23 Teléfono 91 521 55 47 Mapa de situación.
