Cómo pasa el tiempo, ya está aquí 2014 y parece que fue ayer cuando empezó el nuevo siglo. Despedir un año, como todas las despedidas, me deja un enorme sentimiento de nostalgia y recibir al nuevo mucha, mucha inquietud.

Estos días de final de año, aunque estemos metidos en la vorágine navideña, invitan a la reflexión: cómo nos ha ido, qué hemos hecho y qué se quedó en el camino, qué nos ha hecho felices y qué nos ha hecho llorar… Creo que este análisis es muy bueno para poder decir adiós con cariño al año que se va y comenzar el nuevo con lo que para mí debería ser el único propósito, ser mejores.

Aunque, supongo que como todos, en 2013 he tenido experiencias buenas y menos buenas, para mí ha sido un año estupendo al que tengo que agradecer muchísimos momentos felices y muchas cosas interesantes. ¿Cómo será 2014? ¡Menuda incógnita!

Hace ya algunos diciembres que os cuento mi ritual para recibir al nuevo año y, como veis, me ha dado mucha suerte, así que os vuelvo a resumir lo que hago.

El 31 voy a cenar con mi familia al completo. Acabo de preparar el look para la cena: vestido negro liso con una chaqueta de punto con hilos dorados y cuello de pasamanería y zapatos negros con tacón y plataforma en otros tonos. La ropa interior, por lo menos algo, tiene que ser rojo porque ayuda a convocar a la buena suerte. Por supuesto pasaré por peluquería y manicura, que el año nuevo nos tiene que encontrar esplendi@s.

La cena es en casa de una de mis hermanas y nos prepara una mesa preciosa. Para recibir al año, coloca las uvas en unos recipientes de cristal muy bonitos y deja preparadas las copas y champagne Carrascalejo muy frío.

Al llegar la hora de tomar las uvas, ponemos dentro de la copa de champagne algo de oro y sujetamos en una mano (yo me lo pongo en el zapato) el billete más grande que tenemos en ese momento, para atraer al dinero. Sentados o de pie, adelantamos el pie derecho y nos concentramos para tomar las uvas al ritmo de cada campanada, sin olvidar esperar a que pasen  los cuartos. Una vez finalizadas las 12 campanadas nos felicitamos uno a uno y después brindamos mirando a los ojos de cada persona con quien chocamos la copa porque si no, como dicen los alemanes, será un mal año de sexo.

A todos los que hacéis posible este blog y a todos aquellos que habéis hecho que 2013 haya sido un año estupendo para mí os deseo todo lo mejor y espero seguir contando con vosotros el año próximo.

¡ FELIZ 2014!